Gran ruta en coche por los fiordos noruegos

Lo que más me preocupa antes de preparar una ruta viajera es organizarla para visitar lo máximo posible y a la vez disfrutar de los sitios por los que vamos a ir pasando. Así me enfrenté al mapa de Noruega: 25.148 kms. de costa en un total de 385.156 kilómetros cuadrados de superficie. «Creo que necesitamos al menos un año para verlo todo».

«Tenéis que ir a Cabo Norte, a las Lofoten…» me decía Javier que había llegado en moto a Cabo Norte hacía unos 4 años. En unos días tracé una ruta impresionante que iba desde Kirkenes a Stavanger combinando barco de Hurtigruten y coche. Pero, vamos a ver, si disponemos de 11 días para disfrutar de Noruega esa ruta es una locura. Enseguida lo vi claro, para un primer viaje a Noruega vamos a empezar por los fiordos suroccidentales. Una ruta por carretera que nos permita ir haciendo el camino a nuestro gusto.

En Noruega no importa el destino. Da igual hacia donde te dirijas, cualquier ruta encierra una belleza extraordinaria. La orografía del país no permite circular a más de 50-70 km/hora y en ese sentido hay que calcular las rutas, en unidades de tiempo no en kilómetros. Parte de ellos se hacen en ferry lo que le añade un mayor atractivo: la mayoría de los tránsitos se realizan navegando por los fiordos.

Con ayuda de una buena guía y Google maps elaboré una ruta de lo más interesante. Comenzará en Oslo, destino de nuestro vuelo desde España (ver Oslo, la ciudad del fiordo) y llegará hasta Stavanger. Me hubiera gustado disponer de más días y más presupuesto para mejorar la ruta. Así que hemos prometido volver en un futuro próximo.

Ruta Oslo-Alesund: 548 km (1 hora en avión)

Aterrizamos en Alesund, la entrada a los fiordos occidentales, en un vuelo interno procedente de Oslo. Los minutos previos al aterrizaje nos dejan con la boca abierta ante un paisaje verde y montañoso.

La zona esta plagada de islas conectadas unas con otras por medio de puentes. Mi capricho era comenzar el viaje desde el faro de Alnes y hasta allí nos dirigimos nada más coger el coche en el aeropuerto. Desde el faro pasando de isla en isla nos dirigimos al monte Aksla para comprobar que con la panorámica de Alesund comenzaba un viaje de ensueño.

Mi intuición me llevó a reservar un hotel en la localidad de Skodje a unos 25 kilómetros de Alesund. Tristemente sólo para una noche pues el Storfjord Hotel ha sido el mejor descubrimiento que he hecho en los últimos años. El hotel está situado a orillas del fiordo de Stor enfrente de los llamados Alpes de Sunnmore.  Nos esperaba una experiencia fantástica, un servicio estupendo y una cena deliciosa. Ya eran casi las 10 de la noche y todo el equipo de cocina prolongó la jornada para atendernos. Un lujo. Probamos la carne de reno y una sencilla sopa de guisantes que estaba deliciosa. De lujo.

A la mañana siguiente tuve que emplearme a fondo para que mis amigas abandonaran el hotel. La ruta hacia Geiranger debía continuar.

Les he prometido que en nuestro próximo viaje a Noruega pernoctaremos aquí varios días.

Ruta Alesund-Geiranger: 108 km. (2,3 h. incluye ferry)

El atractivo de esta ruta está tanto en el camino como en el destino. Para llegar al fiordo de Geiranger pasaremos por la impactante escalera de los Trolls (Trollstigen). La carretera tiene once curvas de 180º con un 9% de inclinación pero es más fácil circular por ella de lo que en principio pensábamos. Al menos en coche, en autobús no tanto. La altura máxima es de 858 metros sobre el nivel del mar. Fue inaugurada en 1936 por el rey Haavkon VII. Cierra en otoño-invierno para ser abierta de nuevo a finales de mayo. Dependiendo de las condiciones climatológicas las fechas pueden cambiar.

La carretera está atravesada por la Stigfossen una catarata de la que no deja de manar agua. En la cumbre se encuentran varios miradores de diseño desde los que divisar todo el valle y la carretera. Dispone de instalaciones para comer y servicios públicos.

Comenzamos a subir. ¡Prepárate que vienen curvas!

Nos dejamos llevar continuando por la carretera hacia el profundo fiordo de Geiranger declarado Patrimonio de la Humanidad en 2005. En el trayecto pararemos en la cascada de Gudbrandsjuvet y algunas veces más. Parar, bajar, mirar, fotografiar, admirar.

Seguimos la ruta por la carretera 63 hasta Linge donde tomaremos un ferry a Eidsdal. El primer trayecto del viaje que hacemos en barco; un corto trayecto de unos 15 minutos para seguir después por carretera hasta Geiranger el destino final de esta etapa.

Lo primero que encuentras al acercarte a Geiranger es el mirador de Ørnesvingen. Es imposible que pase desapercibido. Está justamente en una curva de la carretera, así que cuando veas muchos coches aparcados para inmediatamente. Un balcón imponente desde el que el fiordo aparece en toda su extensión.

En la pequeña extensión que tiene el pueblo de Geiranger hay varios macro hoteles que acogen a multitud de turistas de todo el mundo pero hemos elegido una casa típica noruega para alojarnos. Aunque no dispone de todas las comodidades que nos gustan es más familiar y la situación merece la pena para una noche. Ha dado para más de una anécdota también.

Durante la tarde nos ha dado tiempo de explorar tanto el pueblo como otros miradores del fiordo.

Ruta Geiranger-Bergen: 366 km. (8 horas, incluye ferry)

La ruta hacia Bergen nos va a llevar unas 8 horas de viaje incluyendo trayecto en dos ferries. El primero lo tomamos en el mismo pueblo de Geiranger un corto recorrido por el Storfjord al pueblo de Hellesylt. La jornada será larga pero los paisajes nos entretendrán todo el día. El plan de ruta es llegar hasta Kaupanger para tomar un ferry y hacer un tramo por el Fiordo de los Sueños (Sognefjord) hasta Gudvanen pero llegamos tarde al ferry y no pudimos embarcar. Lo que parecía un contratiempo nos hizo recomponer la ruta  por puerto de montaña que nos permitió ver un paisaje que no esperábamos. Agradecimos el resultado como una oportunidad inmejorable.

Así que desde Leikanger tuvimos que retroceder hasta Hella para cruzar hasta Vangsnes. En minutos estábamos subiendo un impresionante puerto ( Carretera Rv 13). Esta ruta nos permitió ver nieve en agosto, casitas de montaña pintadas de rojo y la cola de un glaciar.

La travesía es fantástica. Disfrutando con las vistas seguimos hasta alcanzar la carretera E16 donde nos toparemos con la catarata  Tvindefossen.  Después de la visita seguimos hasta Bergen donde nos esperaba la cena en el Hotel Clarion Oleana y donde disfrutamos de una estancia inmejorable. El hotel ofrece la cena incluida en el alojamiento, lo que resultó una idea muy acertada.

Bergen ( tres días)

La ciudad natal del violinista Ole Bull y del compositor Edvard Grieg es la ciudad cultural de Noruega. Aquí compusieron sus magnificas obras. Sus hogares se conservan como casas-museo. Y no es de extrañar que pudieran inspirarse en ellas pues ocupan lugares excepcionales.

Bull invitó a Henrik Ibsen a Bergen, a donde llegó en 1853 a dirigir el teatro de la ciudad y allí estuvo durante cuatro años. Se le recuerda con una escultura frente al teatro justo al lado del hotel Clarion.

Caían chuzos de punta el día de nuestra visita a la casa de Grieg pero la disfrutamos muchísimo. Está situada a 10 km de Bergen con vistas al fiordo de Hardanger y rodeada de un romántico bosque. Allí  se encuentra la cabaña donde Grieg buscaba la inspiración. Llamadme cotilla: me encanta recorrer estos museos.

Pues bien, tres días para disfrutar con intensidad de la ciudad. Una gran ciudad con el encanto de ciudad pequeña que puedes recorrer a pie, salvo para algunos lugares más altos que conviene hacer en tren turístico o funicular.

En Bergen se habla español. Al menos en el mercado de pescado. Universitarios españoles trabajan en los puestos de pescado ganándose un sueldo que les permitirá financiar sus estudios en España como nos dijeron muchos de ellos. Hay que parar y tomar la cervecica, el marisco y probar el filete de ballena que está muy rico. Comer no sale por menos de 50€ por persona.

Después hay que subir en funicular al Monte Floyen para ver la ciudad a vista de pájaro( o de dron), pasear por el Bryggen, por Nordnes, el barrio de casas de madera, y disfrutar del encanto de la ciudad si el tiempo no lo impide. Ideal para destino de fin de semana.

Uno de los días lo dedicaremos a visitar Flam que se encuentra a dos horas y media de Bergen.

El pueblo de Flam es un imprescindible para el turista que llega a Noruega. Este pequeño pueblo se encuentra en el Aurlandsfjord un brazo del Fiordo de los Sueños (Sognefjord) dentro de un valle precioso. Allí hay que subir al tren panorámico que merece mucho la pena.

Compramos los tickets al llegar allí lo que nos supuso tener que esperar unas horas. Así que nos dio tiempo a hacer una travesía en ferry hasta Gudvangen; la travesía es fabulosa.  ( Hay servicio de bus desde Gudvangen a Flam para volver).

Ruta Bergen-Stavanger: 211 km (5,5 horas, incluye 3 ferries)

Otra larga ruta que hay que hacer tomando dos ferries. Acaba una acostumbrándose a subir al barco de vez en cuando. Es un rato de descanso del coche,  para disfrutar del paisaje y para observar el comportamiento de otros turistas que deambulan por el barco. Y resulta un experimento de lo más curioso.

Stavanger es el campo base del Preikestolen. Llegar a Stavanger me despierta grandes emociones. Hace muchos años que Preikestolen estaba en mi mente como algo inalcanzable así que llegar ahora a Stavanger me producía un agradable cosquilleo.  (Aquí el episodio de la Excursión al Preikestolen ).

Nos recibió un frente frío que dejo a los propios asombrados, no digamos a nosotras. Nos instalamos en un apartamento chulísimo que habíamos alquilado y nos pertrechamos para pasear con un tiempo infernal. Bueno, tampoco está mal disfrutar de la lluvia y el viento. Por la noche se lió una buena tormenta, con aparato eléctrico incluido; ni el más optimista de los presagios hubiera pensado en el cielo despejado del día siguiente.

Durante el desayuno pusimos la tele: el acceso al Preikestolen se ha cerrado. El agua había inundado la mayor parte del trayecto.

Al borde de la lágrima me recompuse rápidamente cambié los planes y miré el pronóstico para el día siguiente. Aparece un solazo todo el día; mañana subimos al Púlpito. Bueno, subimos nosotras y varios miles de personas más. Salió el sol para todos.

La subida a la roca para mañana ya estaba organizada, así que salimos directas al puerto a tomar un barco que nos iba a llevar por Lysefjord. Es una oportunidad que podamos hacer esto que no estaba previsto. Vamos a ver la roca desde dos puntos de vista.

El barco se movía como si nos fuéramos a hundir pero que va, el servicio al turista seguía su curso como si no pasara nada.  Y en esto que vas por el fiordo de Lyse navegando y se empieza a ver el cuadradito del Preikestolen allá a lo lejos. Es entonces cuando nos salimos a la cubierta del barco y…ponen música del grupo noruego Secret Garden y su Nocturne. A mí se me cayeron dos lagrimones…(hay foto de la emoción pero es mejor no ponerla). Ya ves, todo tiene su lado bueno.

Después paseo por el casco antiguo de Stavanger (Gamle Stavanger)que es  una maravilla.

Ya quedaba poco para volver a casa y ellas seguían haciendo el ganso por Stavanger. Yo, pensando en el Preikestolen. Y pensando en volver a Cabo Norte y las Lofoten algún día. Me meto en la catedral a rogarle al hombre más rico de la ciudad que me permita volver en 2018 o 2019 a Noruega.