Palma (la ciutat) express



Patio del Museo Can Morey de Santmarti

No hay mejor motivo para el destino de un viaje que visitar a los amigos.

Nunca había sacado los vuelos con tanta antelación pero esta vez el viaje era más que seguro. De enero a junio pensando en ir a ver a Lola, expatriada en Mallorca.
Visité la isla por primera vez con toda mi familia siendo yo una niña. Hicimos el viaje en barco por el miedo que mi madre le tenía a volar. Mientras todos dormíamos plácidamente en el camarote ella hizo el viaje en la cubierta. Lo del barco tampoco lo llevó bien; hubiera sido mejor un puente hasta Mallorca como dice la canción.  Dimos toda la vuelta a la isla. Aún tengo grabadas en mi memoria  una buena galería de imágenes.
 
En  2010 volví varias veces a Palma por motivos de trabajo. Eran viajes relámpago para visitar a un cliente  con el que no me llevaba. La recompensa llegaba cuando acababa mi jornada en Manacor, volvía a Palma y aprovechaba la tarde por la ciutat.
Es difícil coincidir en un viaje toda la pandi pero esta ocasión lo merecía. Yo me he ocupado de organizar parte de las escasas horas que pasaremos en la isla. Quería ver cosas que había pasado por alto en otras ocasiones, disfrutar con las amigas y hacer fotos.
La cosa no da para mucho; hay que exprimir y disfrutar de 48 horas. ¨Lola, tú te ocupas de la gastronomía que yo organizo la ruta y arreglo la logística; y no te olvides de llevarnos al mercado, queremos probar esos quesos mallorquines que te gustan tanto».

Aterrizar a las 15.00 horas, es buen momento para tomar la primera cerveza; ¡vamos tarde!
Nos espera una tarde intensa así que vamos a reponer fuerzas. El elegido, (y recomendado por nativos) el Bar Bosch, legendario bar con historia y saborcillo cultureta abierto desde 1936. En su libro de visitas personajes ilustres de la talla de Joan Miró o Miquel Barceló, entre otros.

 
Una carta sencilla de bocadillos y tapas para el punto de encuentro de los palmesanos. Está ubicado en la Plaza Juan Carlos I, antes del inicio del  Paseo del Borne (Passeig del Born) que cruza el centro de la ciudad. Al final del passeig   ya ves aparecer la majestuosa catedral  gótica de Palma.
Se agradece la agradable sombra del paseo en días de calor mientras miras a derecha e izquierda los edificios y las numerosas ventanas que te inspiran cantidad de fotos.
 
Passeig del Born
 
Ensaimada y helado de almendra
Pero antes de ponerse en marcha hay que hacer parada obligatoria en Ca’n Joan de S’aigo. Allí coincidirás con las abuelitas que van cada día a tomar café y con  jóvenes que se divierten tomando  helados y jugando con sus smartphones.      Abierto en la misma ubicación desde el siglo XVIII, posee ese sabor rancio de las mesas de mármol y sillas de madera oscura tapizadas de terciopelo burdeos. Delicioso el helado de almendra y las ensaimadas. ( C/ Sans,10)
Una vez que acaba el avituallamiento lo primero que hay previsto en la ruta son los baños árabes (s. X-XI). He insistido en visitar el único legado musulmán que hay en la isla; tengo curiosidad por ver cómo se han conservado. Están situados en la calle Can Serra,7 . Llegar hasta allí es un magnífico paseo por el casco antiguo de Palma.

Los baños árabes constan de  una sala con 12 columnas y varias salas contiguas que pudieran haber estado destinadas a vestuario o  ante-sala de la zona caliente o hamman.

Saliendo por este arco de herradura se accede al  jardín. Un espacio verde y frondoso para un ratico de relax.

Puerta salida al huerto

Huerto Can Fontirroig

Huerto Can Fontirroig

Queda tarde aún. Nos espera la Catedral de Palmamás conocida como la Seu.
Ya desde el aire se puede ver la magnitud de la catedral dominando la ciudad desde la orilla del mar.



La Catedral en miniatura vista desde el avión

De estilo gótico, amalgama otros estilos como el renacentista del portal mayor, el barroco del claustro; o el altar mayor reformado por  Gaudí en 1903 y la capilla que realizo Miquel Barceló en 2007. Puedes ver también el rosetón más grande del mundo, de aproximadamente 100 metros cuadrados.



Interior de la catedral

  

Nos detuvimos a ver la última aportación a la Seu, la capilla del Santísimo del artista mallorquín Miquel Barceló. Un retablo cerámico de 14 metros; más de dos mil piezas encajadas que llevó al artista más de 7 años entre el estudio técnico y su difícil realización. Además del gran importe económico del proyecto. No ha estado exento de polémica.
Representa una gran ola encajada en el ábside, alegoría de la parábola de los panes y los peces y enfrente la de las Bodas de Caná. 
  
 
  
En el exterior la  bruma del calor de este día no nos deja ver el cielo azul pero envuelve a la Catedral de cierto misterio.
 
Vista de la Catedral desde la terraza del Hotel Almudaina
 
Para la noche, una recomendación muy especial para cenar: el Tast Club o club de fumadoresUn sitio escondido en la calle San Jaime,6; realmente un ambiente especial y un acierto total. Platos sencillos pero muy bien realizados y un servicio excelente. No me extraña que estuviera lleno; menos mal que nos reservaron. Impresionantes las alcachofas con parmesano y espectacular el postre: la tarta de albaricoques.
 

 
 
A estas alturas ya estamos muy contentas. Un copa y a dormir, mañana tenemos una ruta muy chula, que dará para otra entrada al blog.
Agradecimiento y mención especial a Kati y Pilar por las estupendas recomendaciones.  

 

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